Expertos coinciden en que el consumo de bebidas alcohólicas debe evitarse, principalmente en esta pandemia, debido a las complicaciones que puede causar con la infección de la COVID-19.

Su consumo, sobre todo si es excesivo, debilita el sistema inmunitario y, por consiguiente, reduce la capacidad para hacer frente a las enfermedades infecciosas, como el caso de la COVID-19. El consumo excesivo de alcohol incluye beber de manera compulsiva, lo que se define como cinco o más tragos en una misma ocasión (dentro de un lapso de dos a tres horas) para los hombres y cuatro o más tragos (dentro de un lapso de dos a tres horas) para las mujeres.

Al respecto, la Dra. Claudia Sánchez, del Departamento de Factores de Riesgo, dependiente de la Dirección de Vigilancia de Enfermedades No Transmisibles del Ministerio de Salud, señala que el consumo de alcohol debilita la capacidad del organismo de combatir infecciones, aumenta el riesgo de presentar complicaciones y hace que sea más difícil recuperarse de la enfermedad y puede aumentar el riesgo del síndrome de insuficiencia respiratoria aguda y neumonía, que suelen estar asociados a la COVID-19.

Pide a las personas que ya superaron la enfermedad pandémica, evitar el consumo de bebidas alcohólicas para reducir al máximo el proceso inflamatorio de la COVID-19.

Las recomendaciones de la OMS y del Ministerio de Salud Pública ante esta situación es tajante: evitar el alcohol por completo para no socavar el sistema inmunológico propio.

El alcohol tiene efectos, tanto a corto como a largo plazo, en prácticamente todos los órganos del cuerpo. Beber en exceso aumenta el riesgo de violencia, lesiones y accidentes automovilísticos. También puede aumentar el riesgo de problemas de salud a largo plazo como enfermedades hepáticas, cáncer, enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares, hipertensión y defectos de nacimiento.

El consumo de alcohol, también puede:

•     Aumentar la ansiedad, la depresión y otros problemas de salud mental.

•     Incrementar el riesgo de problemas familiares y violencia doméstica.

•     Alterar las ideas y el poder para discernir y tomar decisiones.

•     Afectar la calidad del sueño, lo que hace que sea aún más difícil poder lidiar con el estrés.

Tenga en cuenta estas recomendaciones

•     Es preferible permanecer sobrio para estar atento y actuar.

•     Si usted bebe, que sea lo mínimo sin llegar a la ebriedad.

•     Si bebió alcohol, no conduzca.

•     No mezcle bebidas alcohólicas y medicamentos, pues su eficacia podría verse reducida.

•     No consuma alcohol si está tomando medicamentos que actúen sobre el sistema nervioso central (analgésicos, somníferos, antidepresivos, etc.), la bebida alcohólica podría interferir en la actividad del hígado y causar insuficiencia hepática u otras complicaciones graves.

•     Evite que el consumo de bebidas alcohólicas sea un elemento que favorezca el consumo social de tabaco y viceversa: las personas tienden a fumar, o a fumar más, cuando beben alcohol, y el consumo de tabaco se asocia a una progresión más complicada y peligrosa de la COVID-19. Recuerde, además, que fumar en espacios cerrados es nocivo para otros miembros del hogar y debe evitarse.