Un nuevo asalto casi de película se registró en la zona de Itapúa, cuyos protagonistas fueron los conocidos como «piratas del asfalto». Los sindicados redujeron a los ocupantes de un vehículo, se llevaron el rodado y luego lo incendiaron. También se alzaron con dinero en efectivo.
Presuntos asaltantes conocidos como piratas del asfalto, quienes circulaban a bordo de dos motocicletas, interceptaron a un vehículo que se desplazaba a la altura del kilómetro 156 de la ruta PY06, en Santa Rafael del Paraná, Departamento de Itapúa, y redujeron a los dos ocupantes tras lo cual se apoderaron de unos G. 60 millones.
Las víctimas fueron Francisco Pereira, de 43 años, y su pareja, Rosile Crilof, de 38 años, quienes se estaban dirigiendo a la ciudad de Asunción, a fin de adquirir insumos para una peluquería que recién habilitaron, informaron a través de NPY.
De acuerdo con lo que relataron a las autoridades, en el viaje, cuatro presuntos motochorros que actuaron a cara cubierta y con armas de fuego, se acercaron a ellos y los obligaron a detener la marcha del vehículo.
Una vez que se detuvieron, los que iban como acompañantes de los biciclos descendieron y abordaron el automóvil, donde en todo momento presionaron por la entrega del dinero.
Luego, se apoderaron de los G. 60 millones destinados a las mencionadas compras para el salón de belleza y obligaron a las víctimas a que bajen del rodado y retirarse a pie.
Finalmente, los delincuentes incineraron completamente el vehículo, pero llamativamente no se alzaron con los celulares de los afectados.
Los investigadores no descartan que las víctimas fueron perseguidas por los asaltantes desde su vivienda, ubicada en Santa Rita.
En julio de 2022, transportistas de diversas zonas llevaron a cabo una marcha pacífica sobre la avenida Bernardino Caballero y la ruta PY02, en Ciudad del Este, Alto Paraná, para exigir el fin a los reiterados asaltos perpetrados por los piratas del asfalto.
Posteriormente, las autoridades y los camioneros habían acordado una serie de medidas de seguridad, pero pese a ello la ola de asaltos por parte de los sindicados no cesa.
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