El Ministerio de Salud Pública (MSP) aconsejó sustituir con hierbas frescas y especias a la sal, porque la OMS recomendó un consumo máximo por persona, que es de hasta cinco gramos por día.

Uno de los aliados principales de las comidas de todo el mundo es la sal. Esta forma parte de los platillos más relevantes de la mesa familiar y, en muchos casos, suele ser indispensable para los comensales, pero ¿qué consecuencias causa a la salud? ¿Por qué debemos darle tregua a la sal?

Atendiendo a las consecuencias que puede generar su consumo en exceso, el Ministerio de Salud Pública instó a tomar conciencia sobre la importancia de reducir la ingesta. La recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) es ingerir hasta cinco gramos diarios, es decir, una cucharadita de sal yodada al día.

Mediante un informe publicado en su página web, la cartera estatal señaló que las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en los mayores de 60 años, y la segunda entre personas de 15 a 59 años.

Según la OMS, el 62% de todos los accidentes cerebrovasculares (ACV) y el 49% de las enfermedades cardiovasculares (ECV) son atribuibles a la hipertensión arterial.

En este sentido, Salud Pública recomendó sustituir la sal por hierbas frescas y especias naturales, tales como ajo, orégano, laurel, romero y limón, para evitar la hipertensión, así como el riesgo de padecer enfermedades cardiacas y ACV.

La OMS, en el marco de su plan de acción para la estrategia mundial para la prevención y el control de las enfermedades no transmisibles, que comprende nueve objetivos globales, incluido el de reducir el consumo de sal en el mundo en un 30% para el año 2025, brinda apoyo a los gobiernos al respecto.

Recomendaciones útiles
Salud Pública lanzó en este marco las recomendaciones proporcionadas por el Instituto Nacional de Alimentación y Nutrición (INAN) para una alimentación y estilo de vida saludable.

Primeramente, sugirió evitar el uso de salero en la mesa. Para reemplazar la sal existen algunos ingredientes que puede dar un toque de sabor a los platillos, tales como las hierbas frescas, ajo, orégano, laurel, romero y limón.

Si no se puede dejar de lado la sal, se recomienda consumir por personas mayores solo cinco gramos de sal por día, es decir, una cucharadita de sal yodada al día, mientras que los niños de entre 2 y 15 años en menor cantidad, para adaptarse a sus necesidades energéticas para el crecimiento.

Otra recomendación es reducir el consumo de alimentos, tales como carne ahumada, embutidos, papas fritas, galletitas saladas, salsa de soja, caldos y sopas deshidratadas (cubos de caldo, sopas en sobre), gaseosas, cereales en caja, productos envasados y enlatados, ya que contienen un alto contenido en cloruro de sodio.

En el caso de los alimentos conservados en agua y sal, por ejemplo, las carnes secas (cecina) o los productos enlatados, como los pescados (atún, anchoas, sardinas y otros), recomiendan lavarlos con agua caliente antes del consumo, esto para disminuir su alto contenido en sal.

Asimismo, es recomendable comer alimentos frescos, porque tienen menor contenido de sal (sodio) que los alimentos elaborados y embutidos. Leer el etiquetado nutricional de los productos envasados y elegir el producto con menor contenido en sal o sodio, también es una excelente opción de prevención.

En los países con problemas de déficit de yodo, todas las sales deben ser yodadas; incluso el consumo de pequeñas cantidades de sal adecuadamente yodada seguirá proporcionando los beneficios adicionales para la salud asociados al yodo, garantizando el desarrollo cognoscitivo adecuado de los niños.

El MSP menciona que se encuentra vigente la Resolución S.G. 792/15, la cual reglamenta el contenido de sal (cloruro de sodio) en productos panificados de consumo masivo, tales como pan tipo francés, pan felipe, galletas, palito, coquito, rosquita y otros panificados de composición similar, en sus diversas presentaciones, incluyendo las de granel.

Además, establece que la sal agregada para la preparación de productos panificados será de 15 gramos de sal como máximo por cada kilogramo de harina de trigo y que el contenido de sodio en los productos panificados no debe ser mayor a 600 miligramos por cada 100 gramos de producto, incluyendo la sal agregada, ingredientes y los aditivos utilizados.

En los países con problemas de déficit de yodo, todas las sales deben ser yodadas. Incluso el consumo de pequeñas cantidades de sal adecuadamente yodada seguirá proporcionando los beneficios adicionales para la salud asociados al yodo, garantizando el desarrollo cognoscitivo adecuado de los niños.

Estas medidas se encuentran entre las acciones con referencia a la reducción del consumo de sal a nivel mundial.

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