Es el mensaje de una vida que superó al COVID-19 y sin pensarlo dos veces, accedió a donar su plasma para el tratamiento de otros pacientes. Esto le permitió cumplir con su vocación de servicio como personal de salud.
«Lo primero que pensé es que puedo salvar vidas, así como siempre lo hice al ser donante voluntario de sangre, y la primera que me apoyó es mi señora», relata, muy convencido de su acción, el Lic. José Domingo Alsina, radiólogo de profesión y uno de los tantos que se restableció del coronavirus.
José comentó que, al principio de los síntomas de un posible COVID-19, ni siquiera quiso consultar, hasta que su señora lo obligó y acudió al hospital. “La prueba me la realizaron un viernes y desde allí, ansioso y con nervios esperaba mi resultado. El domingo de tardecita supe que era COVID-19 positivo y es muy difícil describir lo que se siente, porque a partir de allí, no sabes cómo vas a ir evolucionando”, recuerda el radiólogo, que vive sólo con su señora.
Este hombre sostuvo que, su señora lo apoyó y cuidó todo el tiempo y que de paso, también se contagió. “Ambos tuvimos muchísimo apoyo de los compañeros, amigos, vecinos y familiares, y creo que eso nos sirvió para darnos cuenta de que somos muy apreciados y queridos por todos», refirió.
Luego de superar la enfermedad, y realizar una consulta médica, José tomó la decisión de donar su plasma. «Mi mensaje para la gente es, antes que nada, cuidarse porque muchos no creen y a los que ya tuvieron la enfermedad, que donen su plasma sin miedo».
El Lic. José de nuevo retoma sus labores en el Hospital Distrital de Itá y en el IPS, contento y satisfecho de haber cumplido con su enorme vocación de servicio como personal de salud.