El cardenal Adalberto Martínez viaja en horas de la tarde de este martes a la santa sede del Vaticano para participar del funeral del papa Francisco y formar parte del cónclave que escogerá al nuevo sumo pontífice.

El cardenal paraguayo, Adalberto Martínez, viajará este martes rumbo a la santa sede del vaticano donde participará del funeral del papa Francisco. Se tiene previsto el vuelo para las 13:45 e irá acompañado del Canciller, el padre Aldo Bernal Chena.

La estadía de Martínez en Roma será indefinido ya que, posteriormente al funeral protocolar, el cardenal paraguayo participará del cónclave que se realizará 15 días después del funeral de este domingo.

En horas de la tarde de este lunes, alrededor de las 19:00 de el cardenal Adalberto Martínez celebró una misa en memoria del papa Francisco en la Catedral Metropolitana de Asunción.

“Hoy 21 de abril hemos despertado con una noticia que nos ha causado tristeza: Nuestro amado Santo Padre, el papa Francisco, ha muerto. Qué grande es la misericordia de Dios que nos regaló un gran pastor, un Padre humilde que amaba al Paraguay y a los paraguayos”, expresó.

Manifestó que el papa Francisco murió de cara al sol y a la gente habiendo hecho un último gran gesto.

Francisco falleció este lunes luego de más de dos meses de problemas respiratorios que le tuvieron hospitalizado durante 38 días, hasta el pasado 23 de marzo.

Elección papal
Del latín cum clave (“bajo llave”), se trata de una reunión en la que los cardenales menores de 80 años se reúnen en la Capilla Sixtina, a puertas estrictamente cerradas, para elegir un sucesor al difunto, y no volverán a la “libertad” hasta completar su misión.

La “sede vacante” sigue un ritual claramente estipulado en el que “nada se ha de innovar”, según obliga el Derecho Canónico. Estas son las claves de una ceremonia centenaria y hermética.

Tras la muerte del papa, la Santa Sede queda en manos del camarlengo, actualmente el estadounidense Kevin Farrell. Lo primero será convocar a Roma a todos los purpurados para las exequias y para organizar la sucesión.

Los cardenales deberán consensuar la fecha del cónclave, que se celebrará antes del vigésimo día de la proclamación de la “sede vacante”.

El cónclave se celebra con los cardenales encerrados para animar al acuerdo y evitar interferencias. Esta práctica surgió en el 1270, cuando los habitantes de Viterbo, entonces sede pontificia, hartos de años de indecisión, encerraron a los “príncipes de la Iglesia” hasta elegir sucesor. Funcionó y el designado fue Gregorio X.

Así, en la fecha elegida, se encerrarán en la Capilla Sixtina para debatir el nombre del futuro papa, aunque solo podrán votar o ser elegidos los menores de 80 años.

Esta jornada histórica comenzará con la misa “Pro eligendo papa” en la Basílica de San Pedro y después los electores procesionarán hasta la Sixtina cantando el Veni Creator.

Una vez dentro, ante el Juicio Final de Miguel Ángel, jurarán y luego el maestro ceremoniero echará a los ajenos proclamando Extra omnes (“fuera todos”) y cerrará sus puertas para garantizar la más absoluta privacidad (se usan incluso inhibidores de frecuencia).

//Ultimahora.com.

Actualmente los electores son 138 (a fecha de febrero de 2025). La mayoría de Europa (54), seguidos por los asiáticos (24), los sudamericanos (18), norteamericanos (16), africanos (18), centroamericanos (4) y de Oceanía (4). Francisco descentralizó la Iglesia con diez consistorios en los que creó purpurados “de las periferias”.

El primer día de encierro se realizará una sola votación y en los días posteriores, en caso de fracasar, dos por la mañana y dos por la tarde.

El scrutinium contará con tres cardenales encargados de escrutar el proceso y tres de revisarlo. Las papeletas serán rectangulares y en ellas se lee Eligo in Summum Pontificem, mientras que en la parte inferior habrá un espacio para escribir el nombre del elegido.

Luego, cada purpurado llevará su papeleta hasta la urna y, ante los escrutadores, pronunciará el juramento: “Pongo por testigo a Cristo Señor, el cual me juzgará, de que doy mi voto a quien en presencia de Dios, creo que debe ser elegido”. Después colocará la papeleta en un plato y con éste la deslizará en la urna.

Lea más: ¿Qué es un cónclave? 10 claves del hermético rito de elección de los papas

Tras cada votación, se quemarán los votos en una estufa instalada para la ocasión en la Capilla Sixtina. El color del humo que salga por la chimenea anunciará al exterior el resultado: Si es blanco, significará que se ha alcanzado un acuerdo. Si es negro, el cónclave deberá seguir. En el pasado se usaba leña o paja para intensificar el humo y evitar confusiones, pero ahora se emplean químicos.

Una vez que un cardenal se imponga al resto, el decano, Giovanni Battista Re (en febrero de 2025), preguntará al elegido: «¿Aceptas tu elección canónica para Sumo Pontífice?”. De asentir, le preguntará cómo quiere ser llamado.

El nuevo Papa soberano es llevado enseguida a la sacristía de la Capilla Sixtina, conocida como la “sala de las lágrimas”, donde habrá preparados tres trajes pontificios de varios tamaños (dado que es imposible saber de antemano quién será el elegido).

El último paso será anunciar la elección al mundo: Habemus Papam (“tenemos papa”) es la fórmula que el protodiácono exclamará desde el balcón de la basílica vaticana. El nuevo Pontífice se presentará entonces al mundo e impartirá su primera bendición Urbi et Orbi.


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