El Senado brasileño destituyó hoy a la mandataria Dilma Rousseff por 61 votos a favor y 20 en contra, en una decisión que también confirma como presidente de Brasil a Michel Temer, quien seguirá en el poder hasta el 1 de enero de 2019.
La decisión supone el fin de un trámite que comenzó en diciembre pasado en el Parlamento y fue supervisado en cada uno de sus pasos por la Corte Suprema, como garante constitucional de un juicio que Rousseff, condenada por graves irregularidades fiscales, califica de “golpe”.
«Proclamo el resultado votaron sí 61 senadores, votaron no 20senadores», dijo Ricardo Lewandowski, titular del Supremo Tribunal Federal.
En ese momento senadores opuestos a Rousseff comenzaron a entonar el himno nacional, en gesto de celebración por la victoria obtenida.
De ese modo Rousseff, suspendida desde mayo pasado, perdió automáticamente el cargo y será sucedida hasta 2018 por el actual mandtario interino Michel Temer.
El Senado votará aún si inhabilita a la mandataria para ejercer cargos públicos por un periodo de ocho años.
Temer (PMDB, de centro-derecha), que ya fungía como mandatario interino, prestará juramento ante el Parlamento antes de viajar a China, para la cumbre del G20 el fin de semana, donde pretende participar ya con el título oficial de presidente.
Rousseff es la segunda presidenta destituida desde el regreso de la democracia a Brasil en 1985. Fernando Collor de Mello, hoy senador y a favor del impeachment de Rousseff, fue sometido a juicio político, pero renunció antes de que finalizara.
La destitución pone punto final de una sangría política que desde hace nueve meses mantiene en vilo a la mayor economía de América Latina, en ruta a su peor pérdida de riqueza en 80 años y que tiene a los principales partidos embarrados en causas de corrupción.