Cuáles son las pautas para diferenciar entre estas afecciones y qué hay que tener en cuenta en un momento del año marcado por el cambio de estación y la mayor circulación. Cuándo es momento de consultar al médico.
Fiebre, tos seca, dolor de garganta o pecho, problemas para respirar. Esos son algunos de los síntomas que podrían dar cuenta de estar padeciendo COVID-19, el virus detectado por primera vez en Wuhan, China, hace más de un año y que ya se cobró la vida de más de 2,85 millones de personas y contagió a más de 130 millones de individuos en todo el mundo, de acuerdo a datos de Johns Hopkins University & Medicine Resource Center. Pero no son los únicos. Ni son exclusivos de esta enfermedad.
Por esta razón, con los cambios de estación, entrado el otoño, los síntomas pueden llegar a confundirse con otras afecciones propias de esta época, como las alergias y la gripe estacional, sobre todo, en un año como este, en el que los chicos retomaron las clases presenciales y hay mayor circulación que en 2020 de gente en la vía pública.
De acuerdo a datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), las enfermedades alérgicas se encuentran entre las seis patologías más frecuentes del mundo, dado que entre 400 y 600 millones de personas sufren de rinitis alérgica. La entidad, asimismo, advirtió que, para 2050, la mitad de la población mundial será alérgica.
“Los cuadros de alergias son reconocidos por las personas que las padecen: rinitis, conjuntivitis, estornudos. En cambio, el COVID-19 tiene una presentación más proteiforme y esto no pasa desapercibido. Además, al estar inmerso en una pandemia, se agudizan los sentidos para evaluar si lo que sucede tiene algo que ver con el virus que nos asola”, compartió a Infobae el infectólogo Hugo Pizzi.
Sin embargo, para la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica (AAAeIC), una pandemia como la que estamos atravesando puede encender las luces de alerta para las personas con asma y alergias (rinitis y conjuntivitis alérgica, dermatitis, alergias alimentarias y otras afecciones), dado que sus síntomas y reacciones pueden confundirse con COVID-19.
“Es importante estar en contacto frecuente con los médicos a los fin de solicitar información clara y actualizada sobre el COVID-19 y las formas en que podría afectar sus alergias”, destacó el Maximiliano Gómez, presidente electo de AAAeIC.
Entre los síntomas más comunes de este tipo de afección, que no se contagia de persona a persona, se encuentran la picazón, la secreción nasal, los estornudos, la tos, la irritación en los ojos.
El principal diferencial entre las alergias y los virus es la fiebre. En este sentido, una temperatura corporal superior a 38 ºC podría indicar presencia de algún virus. Asimismo, es también poco probable que las alergias comunes hagan perder repentinamente el sentido del olfato y el gusto, síntoma característico del COVID-19.
¿Se puede diferenciar el coronavirus de un resfrío estacional o de la gripe común?
Tanto el COVID-19 como el resfrío común están causados por virus. El primero de estos es ocasionado por el SARS-CoV-2, mientras que el resfrío común, en su mayoría, por los rinovirus. La mala noticia es que se transmiten de modo similar y pueden generar los mismos signos y síntomas.
Entre las gripes estacionales, los síntomas más comunes son tener fiebre, escalofríos, tos, dolor de garganta, congestión, dolores musculares, dolor de cabeza y fatiga. De acuerdo a las recomendaciones brindadas el año pasado ante la propagación del COVID-19 por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), de los Estados Unidos, lo primero que hay que preguntarse es si la persona tiene fiebre. En caso en que así fuera, si también experimenta otros síntomas, como falta de aire, debe consultar al médico porque podría tratarse de coronavirus.
Al principio del curso de la enfermedad, “la sintomatología es casi imposible distinguir una de la otra. El resfrío común queda limitado a la vía aérea superior, con goteo nasal, pero el coronavirus avanza un poco más y afecta las vías superior e inferior, con tos y dificultad para respirar. Eso sucede cuando la enfermedad está avanzando. Lo que cambia son los agentes productores. Ninguna de las enfermedades que provocan esta sintomatología requieren un tratamiento específico. Hay que estar atentos al avance de los síntomas para poder hacer el diagnóstico”, alertó a Infobae el médico pediatra Carlos Kambourian, ex presidente del Hospital Garrahan.
Y, en línea, amplió: “En el caso del coronavirus, la infección de vía superior y el dolor de cabeza se acompañan de un cansancio bien importante, que es muy diferente el cansancio de la gripe común. Es un dolor sordo de los músculos, que lo único que intenta es hacerte permanecer quieto. Te inhabilita de hacer tu actividad por más básica que sea. Hasta para la recorrer una distancia corta dentro del hogar, la persona infectada con COVID-19 va a tener que hacer una parada en el medio para suspirar varias veces y recuperar el oxígeno con esta enfermedad”.
¿Cuándo consultar a un médico ante la duda de padecer COVID-19? “Por un lado, cuando se identifica un contacto estrecho y, por el otro, cuando aparecen síntomas como fiebre, pérdida del olfato y gusto, tos y dificultad respiratoria, cefalea, diarrea, vómitos y cansancio marcado”, agregó Pizzi.
Kambourian alertó que este año, a diferencia de 2020, van a convivir más virus y por eso recomienda estar atentos. “El año pasado, el coronavirus fulminó al resto de los virus. Pero en mayo, junio y julio van a convivir el virus de influenza con bronquiolitis y coronavirus. Esto va a pasar porque las escuelas están abiertas y hay más circulación de gente”.
// Infobae