Recuerdo de pequeña, haber escuchado esta palabra en los pocos discursos que en esa época me tocó presenciar. Siempre fui de anotar en un cuaderno, y en mis muchas agendas, aquellas palabras llamativas, coloridas, nuevas y rimbombantes… Y «tolerancia» era una de ellas. Recuerdo haberla anotado, buscado su significado y agregarla a cualquier tipo de conversación donde tuviera oportunidad. Esa palabra resonaba en mi mente desde aquella época, aunque no entendía ni dimensionaba muy bien aún lo que eso significaba en el día a día.
Hoy, las cosas han cambiado; he crecido y vivido lo suficiente como para saber que la tolerancia es demasiado necesaria, pero poco practicada. Sé que esta no es una noticia que soprende a nadie e incluso, de tolerar se habla tanto y se pide su utilización que, hay quienes ya ni escuchan de puro hartazgo. La pregunta que me hago, como alguien que trabaja exclusivamente con los pensamientos, las emociones y los sentimientos de las personas, es… ¿acaso hay todavía quienes piensan que los humanos debemos ser iguales? ¿que necesariamente debemos pensar o actuar igual? Y cuando nos encontramos con alguien distinto en cultura, religión, opinión, forma de vivir la vida… ¿practicamos la tolerancia como esa virtud que hace posible no vivir en constante guerra?
Las respuestas a esas preguntas no son alentadoras. Y me pesa, como profesional de la salud mental y como persona. Hoy sé que cada vez que alguien habla de «tolerar» se queda más bien en el discurso, como aquellos que escuchaba de niña.
Lo cierto que es que somos naturalmente distintos, diversos, desiguales. Y es eso justamente lo que constituye la riqueza de la vida. En este punto dejo en claro que no hay opción para el futuro: Debemos aceptar, acoger, incluír. Eso es ya parte del presente y una obligación en el futuro para avanzar como sociedad. La tolerancia no es opcional.
El Día Internacional para la Tolerancia se celebra un día como hoy, desde el año 1995. Dicen los de la ONU: para conmemorar la Declaración de Principios sobre la Tolerancia, comprensión y respeto entre creencias, culturas y pueblos de este globo en el que vivimos.
Por: Psicóloga Aliana Ortiz