Las altas temperaturas nos obligan a hacer un alto y a buscar una sombra donde refugiarnos cuando nuestro cuerpo nos avisa que ya nos damos más. Muchos no se dan cuenta, principalmente los niños/as, que juegan todo el tiempo, pero todos debemos atender los «golpes de calor » que pueden ocasionar daños a nuestro organismo.
«Ante situaciones de calor extremo y fundamentalmente en personas ancianas, niños o enfermos crónicos, el organismo no es capaz de controlar la temperatura corporal y se produce un aumento de la misma o hipertermia. La mayoría son situaciones leves, pero la hipertermia grave o golpe de calor puede ser peligrosa«, apunta la doctora. Los síntomas de una hipertermia leve son: cansancio, dolores musculares, dolor de cabeza, náuseas, hipotensión y en algunos casos, pérdida del conocimiento.
Cuando aparecen signos de deshidratación como la lengua seca u orín más oscuro hay que comenzar a alertarse. En el caso de tener 39 y 40 de temperatura, es porque el sistema termoregulador no funciona y se está en peligro. Algunos síntomas son somnolencia, piel roja y seca, dificultad respiratoria, pulso débil, sed intensa, dolor de cabeza, vómitos y pérdida de conocimiento. Ante cualquier cambio, es recomendable acudir al hospital o llamar a los servicios médicos.
Se recomienda que para evitar llegar a esta situación es recomendable beber mucha agua, aunque no se tenga sed; evitar salir a la calle en las horas de más calor y vestirse con colores claros; llevar la cabeza cubierta; evitar el ejercicio físico en las horas centrales del día al aire libre; comer ligero para evitar digestiones pesadas y alimentos con mucha agua; evitar el alcohol que facilita la deshidratación y no ducharse con agua muy fría porque después de ducharnos se produce una vasoconstricción sanguínea y después una vasodilatación, lo que produce una mayor sensación de calor.