Una familia sufrió un violento asalto en el interior de su negocio, una bodega en J. Augusto Saldívar, por parte de delincuentes armados. Incluso uno de ellos apuntó a un niño de 8 años y lo amenazó con dispararle en la cabeza.

La ola de inseguridad dejó traumatizada a una familia que sufrió el pasado lunes un violento asalto en su vivienda y bodega, ubicada en J. Augusto Saldívar.

Dos delincuentes armados ingresaron a la casa por dos accesos, uno por la bodega y el otro por un portón trasero, informó Telefuturo.

El momento más terrorífico fue el que vivió un niño de 8 años, hijo menor del propietario, quien, en su inocencia, se acercó al delincuente, según las imágenes de circuito cerrado.

El sospechoso, que tenía una gorra roja para ocultar su cara, agarró al niño por el cuello, le apuntó el arma de fuego en la cabeza y lo llevó hacia las habitaciones de la casa.

Su hermano de 15 años y su madre fueron encerrados con él en una de las habitaciones.

En paralelo, el otro delincuente ingresó por la bodega y encañonó al padre, quien “de milagro” relató los hechos en Telefuturo.

“Yo me quedé en la bodega encañonado. El otro entró, le encontró a mi hijo y le encañonó. Le amenazó a mi hijo con dispararle en la cabeza”, expresó impotente ante la inseguridad.

Rememorando el episodio violento, el propietario indicó que pudo escapar cuando el ladrón salió del local comercial, y fue a ver cómo estaba su familia.

Se registró un forcejeo entre el dueño y el ladrón, quien disparó el arma, lo que provocó una quemadura en el brazo de la víctima. La bala impactó en la pared, cerca de la cabeza de uno de sus hijos.

De acuerdo con la víctima, los asaltantes dispararon a quemarropa con intenciones de matarlo a él.

Los delincuentes se llevaron una riñonera con alrededor de G. 17.000.000, dinero que era para pagar a uno de sus proveedores de mercaderías.

El padre comentó que su hijo menor no puede conciliar el sueño solo y que hasta ahora no volvieron abrir el local por el temor de que vuelvan a sufrir otro asalto.

“Todo es inseguridad. Mi hijo más pequeño está traumado, ya no puede dormir solo y tampoco quiere salir. Vamos a ver cómo salimos adelante ahora con el bolsillo vacío”, manifestó con impotencia.

La Policía Nacional hasta ahora no pudo avanzar en las investigaciones porque dicen que “no hay pistas”, según la víctima, quien no sabe a quién pedir ayuda.

“La seguridad tenía que poner ellos (en referencia a las autoridades). Mientras que ellos tengan policías en sus casas que les resguarden, no importa lo que pase con la ciudadanía”, afirmó.

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