Cada 9 de Marzo, se conmemora el “Día Internacional del Fútbol de Salón”, en homenaje al aniversario del nacimiento su fundador, el uruguayo Juan Carlos Ceriani (09/Marzo/1907-25/Julio/1996).

Los precedentes del fútbol sala hay que buscarlos en Uruguay en el año 1930, donde Ceriani se dio cuenta de que los niños jugaban al fútbol en canchas de basketball al no haber campos de fútbol libres e intentó buscar una solución a este problema.

Su gran acierto fue el acercar el fútbol a una cancha pequeña destinada a otros deportes, para lo cual utilizó las reglas del waterpolo, balonmano, y baloncesto, redactando las primeras reglas de juego que anunciaban la creación de un nuevo deporte.

Del baloncesto se recogieron los cinco jugadores en cancha, el tiempo de juego de 40 minutos y el posicionamiento de algunos jugadores.

En cuanto al balón, se buscó un modelo que rebotara poco, y por último, las porterías se podían improvisar dibujándolas en las paredes a imitación de las de balonmano.

Del balonmano recogió la prohibición de tirar a puerta desde cualquier posición, así como las medidas de la cancha de juego.

Por último, del waterpolo tomó toda la reglamentación relacionada con los porteros.

El “fútbol de salón” como se le empezó a llamar causó sensación en Uruguay, desde donde pasó luego a todos los países del mundo.

El salonismo (el futsal original), es un deporte distinto al fútbol convencional, pues es una conjunción de varios deportes, incluido el fútbol por supuesto.

De otros deportes se han recogido no solo reglas, sino también técnicas de juego como los bloqueos (del baloncesto), o las rotaciones (del hockey sobre patines).

En nuestro país es el deporte colectivo por lejos más laureado, con numerosas conquistas a nivel de clubes y selección, donde destacan los tres títulos Mundiales de la Albirroja Absoluta: Australia 1988, Paraguay 2003 y Argentina 2007. /lanación/